- «Hay dos legados que debemos dejar a nuestros hijos. El primero, raíces. El segundo, alas.»
La tarea de educar se hace cada vez más difícil para padres y madres, debido a las características de la sociedad actual, las limitaciones de tiempo o la influencia de los medios. Y mucho más si se trata de la etapa adolescente, cuando nuestros tiernos y delicados infantes pasan por una metamorfosis corporal, cuestionan creencias y valores, buscan estar con sus amigos, y muestran inestabilidad en emociones, gustos e intereses.
Para hablar de adolescencia, sugiero cambiar la eterna pregunta ¿Qué les pasa a los adolescentes? por esta otra: ¿Qué les pasa a los padres y las madres con hijos adolescentes?
Como padres y madres, han de asumir que la actitud y los comportamientos les generan sentimientos de miedo, vergüenza, culpa, incomprensión o decepción. Aceptar y gestionar estos sentimientos será determinante en la relación y en la puesta en marcha de soluciones.
“Muchos padres aguardan con lúgubres presentimientos la adolescencia de sus hijos. Este período es considerado como una fase del desarrollo que hay que SOPORTAR y no que disfrutar, y que es preciso ENFRENTAR y no compartir… Cuando en realidad para muchos padres puede ser también una oportunidad de renovación, y una fértil y maravillosa etapa de la vida.» (Martin Herbert, psicólogo ingles)
La adolescencia se inicia con la pubertad, y la OMS diferencia dos periodos, el primero más temprano, de 10 a 14 años, y otro tardío de 15 a 19 años. El objetivo de esta etapa de transición es abandonar la infancia para dirigirse a la edad adulta de la manera más eficaz posible.
La tarea es aprender a ser autónomo/a, construyendo su identidad con responsabilidad, desde la diferenciación de sus padres, la reestructuración de su sistema de creencias y la integración social, en un mundo hasta ahora desconocido para ellos. Y cuando lo consiguen, encontramos a personas auténticas, más parecidos a sus propios padres que a sus iguales.
Cuando yo tenía 14 años mi padre era tan tonto que apenas me era soportable el tenerle cerca. A los 21 años me quedé asombrado de los mucho que él había aprendido durante los siete años anteriores” (Marc Twain)
Para entender a los adolescentes, primero hay que hacer una lectura de sus actitudes y comportamientos en clave evolutiva, y después de haber fracasado al intentar encontrar respuestas, podría enfocarse en clave de problema. Pero nunca al contrario.
Desde este punto de vista, en principio no vamos a considerar a los adolescentes problemáticos, sino personas en situaciones problemáticas. Si le ayudamos a salir de esas situaciones, lo que les ocurre serán conflictos y no problemas. Por este motivo, el papel de las familias se centraría en facilitar el proceso adolescente a sus hijos e hijas.
Hay familias no funcionales que ponen el centro del problema en el adolescente en lugar de ofrecer respuestas facilitadoras en su proceso de cambio
Algunas respuestas facilitadoras:
- Respetar el proceso de formación de su identidad (la necesidad de diferenciarse de sus padres es esencial para el desarrollo personal)
- Aceptar cambios, ofrecer cuidados y estabilidad
- Comprender su necesidad de independencia, privacidad, nuevos gustos…
- Preguntar desde la emoción, es más efectivo que atender solo a su conducta
- Informarse e informarles de aquellas cuestiones importantes de esta etapa
- Comparte tus recuerdos de tu propia adolescencia
- Intercambiar puntos de vista sin imponer (comunicación)
- Dar prioridad a los principios de escucha empática, diálogo y respeto
- Acompañar y transmitir en la consolidación de principios morales y éticos
- Revisar sistema y sanciones, negociar cambios y hacerlos partícipes
- Utilizar técnicas de negociación de forma que se sientan responsables de los acuerdos
- No enfrentarse. Permitir que ganen batallas temporales o inofensivas y seleccionar aquellas más importantes para mantener la capacidad de influir (mientras más reglas, más conflictos)
- Fijar expectativas realistas
- Supervisar, pero respetando su intimidad
- Ofrecer mayor libertad de actuación y esperar mayor grado de responsabilidad
- Permitir que elijan a sus amigos, pero supervisar sus compañías
- Animarles para tener diferentes grupos de referencia además de los íntimos
- Dotar de herramientas de autoprotección y de capacidad de pedir ayuda
- Manejar momentos y crisis y cambios desde el vínculo afectivo existente
- Observar y responder ante los riesgos antes de que sea tarde:
…Quiéreme cuando menos me lo merezca, que será cuando más lo necesite…